Reinterpretando las huellas del tiempo, vistas desde el modelo conservacionista que hoy tanto desvela al planeta, el aprendizaje, intercambio y réplica de experiencias de patrimonio vivo de las comunidades aledañas a la red de caminos prehispánicos en la sierra de Ancash y la reserva de Biósfera del Parque Nacional Huascarán (PNH), explica las razones por las que intentar recuperar los usos y costumbres de tradición. Como una propuesta de desarrollo sostenible, representada por la reintroducción de camélidos peruanos para el aprovechamiento de su fibra en la elaboración de artesanía y el uso turístico mediante la llama carguera, se sustenta dentro de los objetivos que persigue el Turismo Rural Comunitario (TRC), de innovar y aperturar espacios donde las comunidades mas alejadas y marginadas, establezcan una nueva relación de comunicación como herramienta de gestión frente al estado.
El TRC además de ser una gran oportunidad de desarrollo, se convierte en una ruta de aprendizaje que involucra valores de identidad cultural y natural que son articulados por la red de caminos como escuela de intercambio, proceso que inspiro el trabajo del programa Chaski Naani. Los recientes estudios del arqueólogo George Lao descubrieron la existencia de restos óseos de camélidos acompañado de trompetas marinas o pututos, cuna de esta joven asociación que inspirada en su rico legado cultural, iniciara su revalorización y aprendizaje, sustentada en el programa Chaski Naani, canalizador en la réplica de experiencias de patrimonio vivo, adquiridas a lo largo de la red caminera transversal y longitudinal del Inka Naani o Camino Inka, tramo Olleros-Chavin-Pukayaqu-Yaino-Sihuas. Ruta que fuera articulada con la reconstrucción del puente colgante pukayaqu tejido con sogas vegetales de maguey, técnica ancestral que anuda eslabones perdidos del imaginario colectivo de la cultura andina en la región Ancash-Perú.