John Murra (1980:105) fue el primero en plantear el tema de cómo fue posible pasar un mensaje, a través de distintos chaskis, sin alterarlo. Sin ir muy lejos, los datos expuestos acá establecen claramente que cualquier mensaje debe haber pasado entre varios cientos de chaskis distintos, particularmente en las rutas más largas como la de Cuzco-Quito, o Cuzco-Chile.
Es difícil creer que un mensaje por transmisión oral pudiese arribar inalterado; efectivamente, si uno calcula aun 8 kilómetros como el máximo de distancia promedio entre postas, un mensaje entre Quito y Cuzco debió haber pasado por lo menos a través de 375 individuos. El problema de la transmisión exacta de la información se agrava por el hecho de que los chaskis, aunque entrenados para ese trabajo, no lo eran a tiempo completo sino que eran relevados cada cierto número de semanas. Es más, probablemente provinieran de distintos orígenes culturales y linguísticos, puesto que eran reclutados entre las poblaciones de la región que hacían el trabajo de chaski como una parte de sus obligaciones de mita.
La posibilidad de transmitir oralmente un mensaje, a través de varios cientos de individuos, se hace más pausible si:
1) el mensaje es corto, probablemente limitado a la identificación del destino o el destinatario;
2) el mensaje es repetido varias veces;
3) el número de destinos y destinatarios es limitado;
4) la información más compleja es transmitida a través del khipu.
Tomado de: "QhapaqÑan. El Sistema Vial Inkaico". Por John Hyslop. IEA, Lima 1992.